jueves, 19 de septiembre de 2019

Los 7 pilares del pensamiento estratégico


El pensamiento estratégico plantea un objetivo empresarial, analiza los medios que tiene para alcanzarlo y los organiza para lograr el fin.

La estrategia es el engranaje que hace funcionar una empresa u organización. Estamos habituados a escuchar a los directivos de las empresas hablar del plan general o de la estrategia a seguir en ventas o en comunicación, por ejemplo, pero quizás todavía no sabemos con certeza a qué se está haciendo alusión cuando se habla de pensamiento estratégico empresarial. En este post, haremos un breve repaso de la definición de pensamiento estratégico, sus características y beneficios para la gestión empresarial.

Pero ahora es cuando toca preguntarnos qué es pensamiento estratégico empresarial. El pensamiento estratégico es aquel que se fija un objetivo, analiza los medios que tiene para alcanzarlo y los organiza para lograr el fin.

El pensamiento estratégico tiene en cuenta todos los factores que hay a su alrededor y no se centra únicamente en la consecución de una actividad, si no que engloba todas las actividades y recursos, personal y material de los que se disponen para lograr un objetivo concreto.

De hecho, algunas características del pensamiento estratégico son las siguientes: se basa en aspectos cuantitativos, no cualitativos. Debe ser realista y exige síntesis. Es analítico. Se cuestiona todo.

Es común pensar que existen diferentes tipos de pensamiento estratégico, pero esto no es del todo cierto. Lo que existen son diferentes tipos de pensamientos y el estratégico es uno más. De hecho, encontramos por ejemplo el pensamiento lineal, técnico y o el circular y emocional.

La Estrategia, como sistema de gestión, puede aplicarse a cualquier acto de las personas y Organizaciones. Su necesidad y utilidad se manifiesta por la existencia del conflicto, la adversidad, la oposición.


Además, El Pensamiento Estratégico se diferencia del pensamiento convencional porque no tiene “procesos lineales” en su trámite deductivo. Incorpora siempre la presunción de la dificultad, la presencia de factores exógenos dirigidos a interferir con el resultado de las propias deducciones. Quién piensa estratégicamente asume que existen factores orientados a impedir que sus actos se cumplan.

Ahora teniendo bien en claro que es Pensamiento Estratégico, es momento de enseñarte los 7 pilares que te ayudarán a realizarlo de manera efectiva.

Pilar #1 del Pensamiento Estratégico: Intencionalidad Estratégica.

“Una irresistible visión del futuro que motiva la acción. Esto es lo que convierte una técnica en Estrategia. Esencial para cualquier Estrategia efectiva”

La Intencionalidad Estratégica define el Objetivo Trascendental. La Meta Mayor. El destino que se desea, bien en términos personales u organizacionales. No es solo “un norte” que guía la acción, es EL NORTE propiamente dicho.

¿Qué se quiere? ¿Hacia dónde se va?

La Intencionalidad Estratégica se encuentra anclada en la profundidad del tiempo. A 5, 10, 30 años en el futuro. Perfectamente puede constituir, incluso, una visión de toda la Vida. Está sujeta a cambios como todas las cosas, pero éstos tienen la dinámica que proporciona la consideración del tiempo. No son cambios que se ajustan a las contingencias o la realidad inmediata.


Cuando la Intencionalidad Estratégica es clara, define, condiciona y ordena todas las acciones que se llevan a cabo en el presente. Y no solo las define, también las califica. Determina su utilidad o beneficio en términos de su contribución para ése Norte que se desea alcanzar.

Cuando no existe Intencionalidad Estratégica, todo lo que se hace y sucede se vuelve aleatorio. Se ingresa en una dinámica de Relativismos. Cualquier decisión puede ser buena, cualquier giro en el camino puede conducir a “alguna parte”.

El éxito se mide siempre en el Proceso, no necesariamente en el Fin. Y la Intencionalidad Estratégica soporta la calidad de los procesos porque proporciona ésa meta invariable que se debe alcanzar. Ése Objetivo Mayor. Ése Destino.

Las personas que ordenan los actos de su vida en términos de Intencionalidad Estratégica manejan con habilidad lo Macro y lo Micro. Representado lo primero por los intereses mayores anclados en el futuro y lo segundo por la acción que debe llevarse a la práctica en el presente.

El pensador estratégico se mueve con la comodidad de un péndulo entre el futuro y el presente, entre el objetivo mayor y la acción inmediata.

La nave que se echa a la mar sin Intencionalidad Estratégica, flota, o en el mejor de los casos “navega”. Pero aquella que se echa a la mar para llegar concretamente a un destino, viaja de verdad.

Pilar #2 del Pensamiento Estratégico: Análisis Estratégico. Acumulación y procesamiento de información (Inteligencia).

Éste es el análisis concreto de las Fortalezas, Debilidades, Oportunidades y Amenazas que se tienen y deben considerar.


El análisis estratégico permitir identificar la disposición que se está dando a los recursos. Evaluar si ella condice con la Intencionalidad. Cuando esta disposición de medios y recursos se ajusta al conocimiento cabal de Fortalezas y Debilidades, se alinea simultáneamente con la Efectividad.
Por otra parte, cuando lo hace en coherencia con Oportunidades y Amenazas desarrolla Eficiencia. Disminuye los costos del error y maximiza los beneficios del acierto. Especialmente aquellos que provienen del aprovechamiento inteligente de las oportunidades.

El análisis estratégico debe incluir también el factor Competencia, bien se trate de una variable del entorno o el producto de las energías constituidas.

El Pensamiento Estratégico ha sido desarrollado, precisamente, para incorporar la Competencia y gestión del conflicto que ella provoca, en los sistemas de gobierno. Los Principios Estratégicos constituyen sabiduría para actuar en el conflicto. Y todos ellos asumen que la competencia es una variable ineludible.

Ahora bien, la Competencia no es solo un factor externo. También es interno.

Las “energías constituidas” al interior de una persona u Organización, compiten por medios y recursos con la Intencionalidad Estratégica. Compiten especialmente por la disposición de Tiempo. Las energías constituidas tienden a mantener el “statu-quo” y la ley del mínimo esfuerzo. Son conservadoras. Propenden a inmovilizar a las personas en el estado vigente, y les dificultan la marcha hacia los Objetivos Mayores.

Por último, el Análisis Estratégico se fundamenta en adecuada “Inteligencia”, es decir el proceso de reunir, analizar y procesar Información. “Sin la apropiada Inteligencia, no existen ni personas ni Organizaciones inteligentes”.

La información es un recurso valioso y genera Poder. Bien que corresponda con la realidad del entorno o el conocimiento de uno mismo. Pero aun siendo tan vital, pocas veces recibe la atención que merece. Por una parte esto es un serio defecto, pero por otra puede constituir una invalorable Ventaja Competitiva.

Pilar #3 del Pensamiento Estratégico: Preparación Estratégica.
“Dado que no puede predecirse lo que la fortuna te tiene reservado, debes desarrollarte internamente para manejar las circunstancias externas”


En este punto el Pensamiento Estratégico se concentra en el trabajo duro, disciplina, planificación, evaluación de posibilidades, preparación de respuestas.

La Preparación Estratégica no alude a la disposición u ordenamiento de recursos, más bien a la necesidad de tenerlos preparados, listos y en el mejor estado para la acción.

Los pensadores orientales en Estrategia llaman a éste punto el “estado de apronte”. Todo debe estar siempre listo y en la mejor forma para acompañar la acción.

En este punto el Pensamiento Estratégico desarrolla los Recursos Distinguidos, ésos que emergen de la evaluación de las Fortalezas. Aquello que mejor se hace. Eso que distingue lo propio de lo que poseen todos los demás.

Acá también se preparan las Reservas, los planes de contingencia, intendencia, hacienda, etc.

¡Estar preparado, quiere decir exactamente eso! Siempre listo. En apronte perpetuo. Alerta. Plenamente consciente del desafío y de la Intencionalidad Estratégica.

Y no dejando nada al Azar.

Napoleón decía sobre esto: «La ciencia militar consiste primero en calcular bien todas las oportunidades, y después tomar en cuenta exactamente, casi matemáticamente, el azar. El azar sigue siendo pues un misterio para las mentes mediocres».

Pilar #4 del Pensamiento Estratégico: Concentración de Fuerza.
“Concentración de fuerzas en un punto decisivo es la clave de toda Estrategia. Se trata de acumular la mayor fuerza posible en un punto, tomando en cuenta los recursos limitados con los que se cuente. Esto aplica tanto en la guerra como en el desarrollo de la carrera profesional y los negocios”

Los Recursos nunca son ilimitados. Especialmente la Energía y el Tiempo. Por ello los esfuerzos dispersos y las conductas disipadas no producen beneficios.

Aunque representa una máxima que se acerca mucho al sentido común, la Concentración de Fuerzas es un pilar del Pensamiento Estratégico. Su aplicación no es una práctica común porque la capacidad de actuar con Enfoque tampoco es común.

Bien sea por ambición, ansiedad o falta de paciencia, el común de las personas trabaja la consecución de múltiples objetivos simultáneamente. Esto dispersa esfuerzos y atención. Genera siempre debilidad competitiva y una posición frágil que pone en riesgo la Intencionalidad Estratégica.

Por otra parte, como “arma ofensiva” la Concentración de Esfuerzos es muy útil. Especialmente cuando se dirige a los puntos débiles del oponente. O en su caso, a los del problema o situación que se desea superar.

Pilar #5 del Pensamiento Estratégico: Ejecución detallada y disciplinada. Seguimiento táctico.

Nada de lo anterior sirve de mucho si llegado el momento no se pone en práctica, es decir no se ejecuta apropiadamente.

Los mejores planes e intenciones se ponen a prueba en ésta etapa. Es necesario ser una persona de acción disciplinada, persistente y muy enfocada.

Si el pilar anterior hacía referencia a la Concentración de fuerzas, éste demanda concentración mental, y enfoque en la tarea por parte del individuo (o en su caso de la Organización).

Se precisa desarrollar hábitos saludables y útiles. En el caso de Organizaciones, sistemas y procedimientos efectivos.

Esta parte del Pensamiento Estratégico puede demandar mucho tiempo en perfeccionarse, posiblemente varios años. Ser un “buen ejecutor” es una virtud notable y muy escasa. Hacer efectivamente las cosas, no es usual. Hacerlas disciplinadamente, en sujeción a programas de tiempo y objetivos específicos es algo extraordinario.

Las rutinas diarias deben evaluarse, corregirse, perfeccionarse. El ánimo debe templarse para estar siempre orientado a lo que importa y lo que se quiere. ¡No es sencillo!

Ayuda mucho hacer el seguimiento de las acciones con criterio táctico, es decir enfocado en los procesos sensibles, en la “ruta crítica”. Porque finalmente se puede conseguir hacer las cosas y ser un “ejecutor” respetable. Pero si aquello que se hace no está enfocado en lo importante, la dispersión de recursos, tiempo y energía se produce de igual forma.

¡A revisar, hábitos, costumbres, conductas! Cambiarlos cuando fuese necesario. Y en las Organizaciones, revisar Sistemas, Procedimientos y Métodos.

Nada hay más escaso y valioso que personas u Organizaciones que consigan que las cosas sucedan. Que hagan lo que tienen que hacer.

Pilar #6 del Pensamiento Estratégico: Adaptabilidad.
“Es bueno hacer planes, en tanto no te enamores de ellos”

Wayne Dyer


El Pensamiento Estratégico demanda flexibilidad llevada al extremo. Al punto de emular las virtudes del agua que se adapta a toda superficie o contención. Nada hay más frágil que lo rígido en términos de Estrategia, se trate de acciones, pensamientos o incluso la propia moral.

La Flexibilidad es la que permite que exista Adaptabilidad. Y que de esta manera se respete el Poder que en primera instancia ha permitido la evolución y supervivencia del ser humano. La especie misma es una muestra de Adaptabilidad.

Lo único que no cambia en la Vida es el propio cambio. Todo se transforma siempre. Nada existe escrito en piedra. El Pensamiento Estratégico debe ser muy flexible para perfeccionar la Intencionalidad Estratégica.

No existen dogmas en la Estrategia. La actitud primordial es el desapego. La Mente abierta a todo, sin ataduras de ningún tipo. Si los planes deben modificarse por completo el pensador estratégico lo hace sin que medie pesar alguno. Si todo debe hacerse de nuevo, se lo hace de inmediato. No es bueno apegarse a nada, por el motivo o razón que fuese.

El apego es una muestra concreta de debilidad. Las costumbres generan exposición ante los embates del oponente o los cambios que se produzcan en el entorno. El pensamiento y el cuerpo que se adapta, es por otra parte, muy difícil de vencer.

Pilar #7 del Pensamiento Estratégico: El estudio de Principios Generales.

“Sin considerar cuán caótica una situación sea, hay Principios que pueden darle forma a tu pensamiento acerca de dicha situación. Apoyarse en dichos Principios permite encontrar destellos de genialidad en visiones y respuestas”

La Estrategia tiene mucho más de arte que de ciencia, y la única forma de entenderla y practicarla con maestría es a partir del conocimiento y la aplicación de los Principios Estratégicos.

Estos son el producto de la experiencia del hombre a lo largo de miles de años en la interacción con el conflicto. Se denominan Principios porque han probado repetidamente su valor y eficacia para resolver situaciones y problemas.

Los Principios Estratégicos son el genuino “software” de los procesos mentales del Pensamiento Estratégico. Y la única forma de alcanzar maestría en ellos es por medio de su estudio.

Todas las personas, en algún momento de su vida, aplican Principios Estratégicos para encarar alguna situación. En ése sentido todos pueden llamarse con propiedad “estrategas”. Pero solo aquellos que guían permanentemente su conducta en función de los Principios pueden llamarse un STRATEGOS. El Profesional de la Estrategia.

¿Qué beneficio trae aparejado el hecho de ser un STRATEGOS?

Uno simple. La posibilidad de tener una vida personal o desenvolvimiento organizacional victorioso.

Constituye una muestra de sabiduría entender que los conflictos y las adversidades no son una excepción en la existencia, más bien la norma.


Y tener la capacidad de encararlos y resolverlos con mayor facilidad construye una genuina Ventaja para la buena vida.

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