La empleabilidad es la capacidad que desarrolla un ser humano para que a través de su talento (conocimientos, habilidades, actitudes y valores), logre aportar valor a las necesidades que tienen las empresas.
En el fondo, no sólo es la capacidad de tener un empleo, que sí lo es, pero, ante todo, es el despliegue del talento de la persona para progresar profesionalmente y mantenerse en un continua preparación y actualización durante toda su vida laboral.
No obstante, lo anterior, existen elementos que afectan el perfil profesional y que son grandes inhibidores de la empleabilidad.
Falta de motivación
La motivación es el nivel de compromiso, impulso y energía que se tiene para alcanzar una meta. Determina no solo la eficiencia laboral, sino también la imagen y relaciones interpersonales. La clave para el éxito profesional es un buen balance entre habilidad y disposición. Una persona con poca disposición, aun teniendo las mejores habilidades, genera una apatía que impacta, el clima laboral, el rendimiento, la productividad y la calidad del trabajo. Algunas simples ideas para aumentar la motivación son:
1) contar con metas claras cada semana.
2) celebrar los logros.
3) tomar pausas.
4) dar incentivos frecuentes.
Desorganización
Convivir con la desorganización, tanto como empleado y como jefe, puede ser una experiencia desgastante. Esto lleva a una incapacidad de asignar y distribuir adecuadamente el tiempo necesario para la realización de tareas. Algunas formas de mejorar las habilidades organizacionales es utilizar calendarios, listas, aprender a delegar y jerarquizar tareas.
Errores de comunicación
Comunicar eficazmente es uno de los grandes retos de cualquier ejecutivo en toda organización; determina las relaciones interpersonales. Cuando existe una mala comunicación dentro del ámbito laboral, como consecuencia, se genera un bajo rendimiento. Una mala comunicación puede, más allá de crear un mal entorno laboral, dañar la productividad; generando resentimiento y frustración entre las personas, así como confusión, desconfianza, estancamiento laboral e insatisfacción de los clientes. Algunas estrategias para mejorar las habilidades de comunicación son grabarte y después escucharte es una forma de detectar errores. Pedir retroalimentación a personas que te conocen, de igual manera ayuda a que detectar “muletillas”, fallas, expresiones inadecuadas, entre otras.
Individualismo
Las personas con este comportamiento, por lo general, no contribuyen en las tareas de los demás; tampoco permiten que los demás colaboren en sus tareas. Para el individualista, sólo importa su trabajo, no importa nadie más, ni mucho menos la noción de ayudar y servir a los demás. Los individualistas son personas que actúan, piensan y juzgan de manera independiente, y en los que priman los derechos individuales sobre los colectivos. No enfocarse en el “yo” sino en el “nosotros”, compartir valores y una filosofía de trabajo, generar un sentido de pertenencia, conocer el objetivo principal y dar a cada individuo su lugar son algunos consejos para combatir el individualismo.
Inflexibilidad
Una de las cualidades que, en el mundo moderno, es más requerida es la adaptabilidad. Esta es la capacidad de responder rápidamente a las situaciones cambiantes, la innovación, la desestabilización y los cambios que se presentan. Esta capacidad de ajuste o cambio hace que como empleado seas ágil y eso es necesario porque hoy muchas industrias se encuentran en un cambio constante. Sabemos que es más fácil decirlo que hacerlo, pero recuerda que todo empiezas por encontrar tus áreas de oportunidad, generar un plan de acción y llevar a cabo paso a paso tus metas.
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