jueves, 17 de diciembre de 2020

¡TERRIBLES HÁBITOS DE TRABAJO!

Todos tenemos vicios, manías, costumbres y rutinas que nos gustaría cambiar. Hábitos negativos que hemos ido repitiendo sin cesar según pasan los días o las semanas, y que ya hacemos automáticamente. Estos tipos de hábitos en el trabajo se reflejan a diario en todo tipo de organizaciones, constituyendo así la cultura organizativa de las mismas.

Por tal motivo, es importante detectar y corregir las malas prácticas, ya que éstas repercuten en nuestra productividad y visión empresarial.

1. Postergar.

Algunas personas trabajan mejor bajo presión, pero dejar todo para el último minuto es un llamado a problemas de último minuto. Si no dejas tiempo de tolerancia para completar las tareas, corres el riesgo de encontrarte con un obstáculo inesperado que te haga exceder la hora de entrega. Incluso si la situación está fuera de tu control, la gente se preguntará por qué no planeaste mejor las cosas para prevenir emergencias.

2. Caer en lo informal o irrespetuoso con los jefes.

Tutear a tu jefe (a) y salir socialmente con él o ella, incluso a bares o fiestas, es común en algunos equipos de trabajo. Pero eso no borra las jerarquías.

Estas existen por algo y una persona no deja de ser el empleado ni la otra el jefe, incluso si entre ellos existe una relación amistosa.

Nunca cruces la línea dirigiéndose a tus superiores como si se tratara de tu mejor amigo o de tus subordinados.

Ser cordial y cuidar las formas no es sinónimo de humillación o sumisión ni una práctica anacrónica, simplemente son muestras de tu educación.

Respeta su autoridad. Si conservas el respeto y la amistad, si cuentas con estas de quienes superan tu rango en la organización, nunca dudarán en recomendarte con sus similares o superiores para mejores oportunidades.

3. Impuntualidad o escasa asistencia.

Si constantemente llegas tarde al trabajo o extiendes tus recesos muestras una actitud de complacencia y falta de cuidado. Así que, llega a tiempo o incluso un poco temprano para demostrar que eres consciente del tiempo y que te preocupas por tu trabajo y también por el tiempo de los demás. Ya sea que tengas la intención de hacerlo o no, llegar tarde demuestra falta de respeto al contrato social de la oficina, así como a tus compañeros de trabajo que hacen un esfuerzo para llegar a tiempo.

4. Mentira.

Falsificar tus credenciales o plagiar intencionalmente algo, mentir sobre tus horas de trabajo, hacer mal uso de la tarjeta de crédito de la empresa, robarte el crédito de los logros de tus compañeros de trabajo o robar de cualquier modo a tus empleadores te puede costar el trabajo. La manera más segura para que cualquiera de nosotros pierda el trabajo de forma repentina y miserable es tener el hábito de desviar las verdades y mentir, aunque sea de formas pequeñas.

La deshonestidad es un terreno resbaladizo con un accidente devastador esperando al final del camino. Ya sea que trabajemos en negocios, banca, la academia o el ejército, la edición o la filantropía, la vivienda o la salud, el mercado o seas burócrata, si careces de integridad y traicionas a tu empleador, no mereces conservar tu empleo.

5. Hablar mal de la empresa o de los compañeros.

Si no vas a decirle a tus compañeros o jefe que estás desesperado por renunciar a tu trabajo, porque lo odias tanto como a alguno de ellos, entonces tampoco lo digas en Internet.

Ten presente que tu blog, Facebook, LinkedIn, twitter y demás sitios de redes sociales son como tener a decenas o cientos de personas en una misma habitación y en realidad nunca sabes quién va a estar escuchando o comentando con gente de afuera lo que se dice adentro.

Si alguien de la misma industria llega a leer en tu Facebook tus reclamos, insultos, quejas y lloriqueos sobre tu actual empresa o equipo de trabajo, difícilmente va a considerarte para una vacante que se abra en la suya. Ni siquiera los amigos quieren recomendar a alguien quejumbroso o indiscreto.

También, ten en cuenta que hablar mal de tu actual trabajo, superiores u organización no ayudará a convencer a un reclutador o posible jefe de contratarte. Al contrario: será más probable que este piense que al incorporarte a su equipo la nueva empresa será el nuevo blanco de tus quejas. Nunca hables mal de tu trabajo anterior en entrevistas de trabajo.

6. Actividad online personal (Facebook, Twitter, Skype, etc.), chatear o estar respondiendo correos a cada rato.

Ahora con la tecnología es casi imposible no estar conectados todo el tiempo, pero si las revisas a cada rato jamás podrás desprenderte de tu trabajo y de los pendientes que tienes.

7. Falta de atención.

Si siempre estás distraído, un mal hábito que muchos de los empleados tienen, podría incumplir la cultura del lugar de trabajo, lo que puede ser perjudicial para tu carrera. Cada lugar de trabajo tiene su propia cultura y estilo, ya sea el dress code, el ambiente social o la jerarquía.

El incumplimiento de la cultura y la inadaptación pueden crear tensión o marcarte como diferente, y potencialmente menos deseable. También querrás tener en cuenta los hábitos personales que puedan ser ofensivos o distraer a tus compañeros de trabajo. Trabajar en una oficina nos exige ser sensibles a los compañeros de trabajo y evitar comportarnos de una manera que los distraiga o haga el ambiente incómodo. Esto va desde los olores corporales hasta los de la comida que llevamos a la oficina, escuchar música demasiado alta, contar chistes inapropiados o utilizar el altavoz del teléfono para realizar llamadas.

8. Mala actitud.

Es bueno desquitarse con las personas más cercanas sobre algunas cosas que no te gustan de tu trabajo, pero si lo haces seguido podrías acabar teniendo una actitud negativa en tu día a día. Intenta no mezclar tanto las cosas y rodearte de gente optimista.

9. Falta de adaptación o constante discrepancia de opiniones.

Todos sabemos que hay una línea entre ser crítico y ser criticón: no la cruces. Cuando quieras hacer una observación, pregúntate si lo haces por el bien de la empresa y del equipo o sólo por escuchar tu voz.

También, escucha a tus compañeros y no quieras opacarlos. Aunque en muchas ocasiones hace falta una voz que diga lo que los demás nada más murmuran, no siempre seas tú el que se atreve.

Antes de criticar el trabajo de los demás, pregúntate si tienes una idea concreta de cómo se podría mejorar y en qué puedes colaborar para llevarlo a cabo. Todavía antes de eso, pregúntate si hiciste el tuyo lo mejor posible.

Si vas a estar en desacuerdo o criticar algo, siempre intenta resaltar también las cosas positivas para no ser catalogado como el inconforme.



10. Falta de modales.

Las cosas más importantes son las que aprendimos cuando éramos pequeños. Cuando pides algo, di “por favor”, cuando alguien te da algo di “gracias”. Si no conoces a alguien, preséntate. Si tienes que interrumpir a alguien di “disculpa”. Los modales son importantes, así que no seas grosero. Y, sobre todo, si no tienes algo bueno que decir… no digas nada en absoluto. Si de verdad deseas tener éxito en tus proyectos, es necesario dejarlos atrás y mostrar un mayor grado de compromiso con uno mismo, para que sea factible la superación personal.

Si tú presentas alguno(s) de ellos, es importante que comiences a trabajar para modificar estas conductas que coartan tu desarrollo profesional y superación personal. Lo ideal es acercarse a un profesional o coach personal para una mejor orientación.

Comienza por cambiar uno solo y haciendo un pequeño cambio a la vez, pero de manera concreta y precisa. Práctica este cambio hasta que, con base en la repetición, se convierta en un buen hábito.

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